Un origen misterioso

Tablilla de arcilla

Por José Royo


Durante miles de años el ser humano ha mirado al cielo buscando las señales de los dioses… Cada cultura interpretó el mensaje de las estrellas a partir de sus conocimientos y creencias, desarrollando una astrología que respondía a las necesidades psicológicas, espirituales y políticas del momento. Pero pasados varios milenios, seguimos ignorando cuándo y cómo tuvo lugar el nacimiento del saber astrológico.

 

Se dice que la astrología nació en Mesopotamia hacia el 2500 a.C. Sin embargo, existen numerosos y dispersos vestigios que evidencian un origen mucho más antiguo, pues en aquella época ya había una astrología asentada tal y como demuestran documentos con predicciones astrológicas precisas que datan del reinado de Sargón de Acad (2334-2279 a. C.). Además, resulta difícil explicar cómo es posible que hace 5.000 años aquellas civilizaciones tuviesen un conocimiento tan sofisticado de los ciclos celestes, en unos momentos que la humanidad estaba saliendo del Neolítico y donde los instrumentos de medición eran muy rudimentarios. Así que, respecto al nacimiento de la astrología y aunque suene a tópico, sería más apropiado decir que el origen de la astrología se pierde en la noche de los tiempos

Oannes

 

En el plano especulativo, hay quienes sostienen que la astrología fue transmitida por los supervivientes de la Atlántida o por alguna otra civilización evolucionada que desapareció. Algo que podría estar sustentado por lo expuesto en la obra del sacerdote e historiador caldeo Beroso (330 a.C), quien tradujo de unas antiguas tablillas de arcilla la historia Babilonia, su país natal. En una de ellas se explica que: “Mucho antes del diluvio surgió de las aguas del mar eritreo un ser fabuloso, mitad hombre y mitad pez llamado Oannes, que enseñó a la Humanidad la sabiduría de las ciencias”.

 

Oannes habría sido el primero y más sabio de los “Apkallu”, unas criaturas anfibias míticas representadas en los relieves babilónicos con cuerpo de pez, que "por debajo tenían figura de hombre y su voz también era humana". Se cuenta que Oannes “Pasaba el día entero con los humanos, pero no ingería comida alguna. Les brindó a los hombres el conocimiento de las letras y las ciencias y técnicas de todo tipo. Cuando el sol se ponía, la bestia volvía al mar para pasar las noches en las profundidades, dado que era un ser anfibio. Con el tiempo, otras bestias aparecieron…”.

Naturalmente, no sabemos cuanto tienen de mítico y cuanto de realidad estos relatos. Pero si damos un margen de credibilidad a los datos recogidos por Beroso, éstos podrían avalar que la astrología fue transmitida hacia el tercer milenio a.C. por seres evolucionados de una civilización para nosotros desconocida, que llegaron a Sumer por mar de forma singular. En cualquier caso, aceptemos o no como cierto lo expuesto en las traducciones de Beroso, debemos admitir que el verdadero origen de la astrología sigue siendo un misterio… 

 

 © José Royo

Girona, 2021