Por José Royo
La tradición astrológica atribuye una correspondencia anatómica para cada signo zodiacal. A pesar de esta aparente simplicidad, enseguida podemos reconocer cómo las partes del cuerpo regidas por cada signo señalan zonas sensibles relacionadas con nuestro Sol o con nuestro Ascendente, que son más susceptibles de trastornos cuando hay un desequilibrio energético. Por otro lado los 12 signos se reparten en 4 elementos: Fuego, Tierra, Aire, Agua, que ofrecen indicaciones de cuatro actitudes o formas de responder ante una situación de enfermedad.
Igualmente es curioso comprobar cómo en muchas ocasiones la regencia de cada signo destaca visiblemente en la persona que tiene el Sol o el Ascendente en ese signo. No es extraño pues encontrar personas arianas con una amplia frente, tauros con un grueso cuello, geminianos nerviosos, y así sucesivamente. Cabe insistir en que esto no ocurre en “todos” los casos, pero sí con una gran frecuencia que desafía cualquier estadística en contra.
La correspondencia zodiacal con la anatomía sigue un patrón muy simple, pues se inicia en la cabeza con Aries y va descendiendo hasta llegar a los pies regidos por Piscis, y conocerla puede ser de utilidad, para poner la atención y cuidar esas partes sensibles. Las regencias anatómicas más consensuadas que rigen los signos son:
Cabe señalar que además de estas regencias, la astrología médica estudia las regencias de otros órganos del cuerpo a través de los planetas, casas astrológicas y diversos factores astrológicos. Pero se trata de una especialidad compleja que precisa de sólidos conocimientos médicos y astrológicos para extraer hipótesis válidas.
La consideración de las regencias anatómicas también puede ser de utilidad en ocasiones en que el Ascendente se encuentra en la zona fronteriza entre dos signos y tenemos dudas con respecto a la hora de nacimiento. Por ejemplo, si la duda se encuentra entre un Ascendente Géminis o un Ascendente Cáncer y la persona explica que las situaciones de estrés le afectan al estómago, es muy probable que su Ascendente se encuentre en el signo de Cáncer. Por supuesto deberemos realizar otras comprobaciones, pero esta será una interesante pista a tener en cuenta.
Por otro lado, la expresión inferior de las cualidades de un signo inclina al desarrollo de manifestaciones somáticas relacionadas con la zona del cuerpo que rige dicho signo. Así el orgullo de Leo estaría relacionado con enfermedades del corazón o problemas de columna, la contención emocional de Escorpio con dificultades en la eliminación de sustancias tóxicas, las posturas rígidas de Capricornio con dolencias en huesos y articulaciones, y así sucesivamente.
También será interesante observar si predomina algún elemento en la carta natal, pues el cuerpo físico está constituido por temperatura, materia, aire y líquido que se vinculan a los cuatro elementos Fuego, Tierra, Aire, Agua. El predominio de un determinado elemento aportará indicaciones sobre la actitud general del individuo con respecto a la enfermedad. Así, de forma orientativa:
Naturalmente estas observaciones deben ser tomadas como generalidades que, a pesar de ser fiables, deberán ser confirmadas con otros factores de la carta astral (planetas, casas, aspectos, etc.) que también intervienen como significadores en el análisis de la salud y la enfermedad.
© José Royo
Girona, 2017